Yo
no tengo necesidad de esto, no tengo necesidad de tener que aguantarme las
ganas de hablar contigo, de contarte lo mal que lo pase ayer, lo que lloré por
no poder contarte lo que me había pasado; que eres mi amigo, o al menos, es lo
que pensaba.
En
estas dos últimas semanas me han pasado algunas cosas, pero mejor vayamos por
partes.
Los
que me leáis, que creo que no hay nadie que lo haga, sabéis que guardo un
secreto, bueno dos y desde anoche son tres, todo esto me supera.
No
voy a repetir nada de lo que escribí en la entrada anterior, porque hoy me he
dado cuenta que no merece la pena; pero puedo contar algo que me ha pasado, a mí
personalmente.
Tengo
un amigo, al que quiero más que a ningún otro y por el que sería capaz de
cualquier cosa, ese sentimiento varió y quise apagarlo, lo pasaba mal en el
trabajo, necesitaba de él a cada momento, lo tenía presente en cada canción que
sonaba, en una película, en todo; decidí que debía terminar, así que hable con
él, le conté todo lo que estaba sintiendo y la verdad que fue lo mejor que
hice, así aquello dejó de crecer, y hoy por hoy, todo sigue como siempre.
Tengo
un vecino en el trabajo que hace que me estremezca cada vez que lo veo, cuando
me sonríe es como si todo se iluminara, todo sería perfecto si no estuviera
casado y tuviera dos hijos, en fin, los ojos se hicieron para mirar digo yo.
Tengo
una amiga que me da consejos, que debe aplicarse a ella misma y ninguna de las
dos les hacemos caso; ambas hemos pasado una “dependencia” podríamos llamarlo,
y ahora estamos en fase de desintoxicación, pero nos está costando más trabajo
del que pensábamos.
Tengo
otra amiga que me ha contado cosas que me han hecho darme cuenta de que malo
puede ser un humano, hacer que te quieran para subir tu ego es rastrero, sobre
todo si haces daño a la otra persona.
En
fin, que llevo dos días hecha polvo, que tengo momentos, y que una de las
personas que más me importa, ya no le importo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario